Sí, piensa rápido, pero aprende identificar cuando sea pertinente poner freno.
Leyendo el post Cotidiana Falta de Lógica, publicado por Keith Coors en Ahuramazdah, recordé dos episodios ocurridos entre Tiburcia y un servidor.
PRIMERO
Durante una de esas fechas importantes para los católicos y mientras platicábamos con un amigo, mi querida esposa dijo algo referente a las costumbres de los feligreses… pero su servidor creyó escuchar un sinsentido:
-… de hecho, a’i hay uno.
- ¿uno qué?
- No, no digo que hay uno; digo que a’i hay uno.
- Por eso, ¿uno qué?
- No me estás entendiendo…
(para esta parte del diálogo, nuestro amigo mostraba una sonrisa a punto de convertirse en carcajada)
- Pues explícame.
(fue entonces que entendí lo que Tiburcia decía)
- Digo que HAY AYUNO…
... no, pues cuándo.
SEGUNDO
Nuestro hijo El Coco recién había respondido a un cuestionamiento de forma clara, aunque breve. A continuación, la conversación subsecuente que inicié, como la entendió mi compañera de alcoba y otros bienes:
- Me encanta m’ijo por su cinto.
- ¿Por cuál cinto?
- No, dije “su cinto”.
- Coco no usa cinto…
- No, su [pausa] cinto no: SUCINTO.
- Ah, ¿por como contesta?
… y bueno, no tengo más que agregar por hoy.
Hasta la próxima.
4 comentarios:
Hola Joel:
¿Qué pasa cuando es una pareja la que no come?
¿Sería un aydos?
A mí me pasó el otro día que leí un nombre escrito: Manuel Lillo. No me podía quitar de la cabeza que TENÍA que ser un tipo bajito.
Esteban: habrá que proponerlo a la RAE, ya ve qaue andan con cada cosa...
Garfio: ya me contagió, ahora sólo pienso en ese "Manuelillo".
Cuantas veces por un malentendido pronunciamos luego una mala respuesta........
¿Se entiende?, jaja
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