lunes, 26 de marzo de 2012

Amo mi Trabajo

Dice la frase que uno de los secretos de la felicidad consiste no en hacer lo que quieres, sino en querer lo que haces. Que me disculpen quienes estén de acuerdo con lo anterior, pero yo no comparto del todo ese pensamiento.

Cierto que tomar esa actutid ante la vida suena idealista y positivo, pero también encierra algo de conformismo, cuando no de frustración. Verte obligado a querer lo que haces implica sumar otra obligación a la lista, parece hecho para quienes no han descubierto una vocación o para quienes, sabiendo qué quieren, son fracasados y/o incompetentes.

Desde mi perspectiva, hacer lo que quieres es mucho mejor. Difícilmente se encuentra un trabajo exento de dificultades, de tropiezos, de molestias con los compañeros; pero si a ello se añade la genuina satisfacción, la convicción de estar haciendo aquello que te nace, entonces cualquier complicación se minimiza y el gusto por lo que haces se convierte paulatinamente en amor, en un amor fuerte e indestructible.



Compartir y adquirir conocimientos de tópicos varios, ensayar una canción de los Rolling Stones, mostrar a los niños elementos musicales, hablarles de respeto, de generosidad... ver los resultados. Hacer lo que quiero me hace sentir pleno, feliz, ÚTIL; me permite tener un equilibrio como persona y como integrante de la sociedad.

El acervo de conocimientos nutre y prepara, el arte establece vínculos adentro y afuera. Yo amo mi trabajo, y esto es el resultado de aferrarme a hacer lo que quiero.



Hasta la próxima.

martes, 6 de marzo de 2012

Futbolero

Me gustan los deportes, muy en particular el futbol. No tengo mucho tiempo (ni talento) para jugarlos, pero siempre procuro dejar espacio en mi agenda para disfrutar a lo menso a lo menos dos partidos los fines de semana, por televisión. Muchos años ni siquiera me interesó el porqué de mi afición. Luego me di cuenta que los deportes, los que yo disfruto, también son señalados como medios para controlar/condicionar a las masas. Mi gusto no cambió. No faltaba por aquel tiempo (ni ahora) quien llegara con la incómoda cuestión: ¿Por qué te gusta tanto el futbol? ... y yo que no sabía dar respuesta.

Tiempo después... mucho tiempo después, a mis manos cayó el libro MILES DE MILLONES (Autor: Carl Sagan), pronto leía la página 16, donde da inicio el capítulo 3: LOS CAZADORES DE LA NOCHE DEL LUNES. No me pondré muy técnico en la explicación, sólo agregaré unas citas y mis comentarios muy breves:

“Las pasiones que despiertan los deportes son tan hondas y se hallan tan difundidas que es muy probable que estén impresas ya no en nuestro cerebro, sino en nuestros genes. Los 10.000 años transcurridos desde la introducción de la agricultura no bastan para que tales predisposiciones se desvanezcan [...] la caza —sólo para alimentarse, nunca por deporte— es la ocupación permanente de todo varón sano.”

Sagan conjetura acerca de la impresión en nuestros genes de la pasión que despiertan los deportes.

“Los buenos cazadores eran también buenos guerreros. Luego, tras un largo periodo —tal vez unos cuantos miles de siglos—, muchos varones iban a nacer con una predisposición natural para la caza y el trabajo en equipo. ¿Por qué? Porque los cazadores incompetentes o faltos de entusiasmo dejaban menos descendencia.”

Me llama la atención la inferencia buenos cazadores-buenos guerreros. Digamos que me está convenciendo.

“Tales inclinaciones tienen que seguir presentes en nosotros después de 10.000 generaciones en las que matar animales fue nuestro valladar contra la inanición. Y ansiamos ejercerlas, aunque sea a través de otros. Los deportes de equipo proporcionan una vía.”

Si a usted no le convence, le recomiendo la lectura del artículo completo. Resulta que mi afición al deporte es un rasgo primitivo bien encausado. Ahora, cuando alguien llega con la incómoda pregunta de por qué me gusta tanto el futbol, contesto con una sonrisa: “Lee MILES DE MILLONES”.


Hasta la próxima.