viernes, 29 de marzo de 2013

Un Cuento con Ajedrez

La tarde del día en que escribo estas líneas, estaré como invitado por doble partida a un programa de radio: 1) como músico y 2) como aficionado a las letras.
Me han pedido que lleve algunos de mis cuentos y ya tengo la selección.

Hoy les presento aquí uno de los textos que NO fue seleccionado, ya que me pareció algo machacón y elitista wannabe, además de difícil para su presentación radial.

Como sea que aquí mis lectores son más ligeritos, les dejo una historia ficticia basada en una partida de ajedrez que... no, eso mejor lo cuento al final... o no, mejor adivínenlo. Con ustedes:

El Soliloquio del Obispo

Aquí vamos, camino a ganar otra batalla. ¡Ah, qué gloriosos tiempos, aquéllos de aplastantes victorias! El mejor ejército del mundo, sí señor, eso éramos. Ahora, en tan limitado espacio, con nuestro Comandante peleando por otro reino… nuestro gran hombre, cuya historia será escrita con letras de oro, pues ha sido uno de los más grandes que ha visto este planeta, tal vez sólo después de Jesús. Claro, mi nombre estará junto al suyo, ¿o no he sido yo parte fundamental en cada triunfo, guerra tras guerra?, ¿no me tiene siempre reservado un lugar junto a él, preparando cada defensa y saliendo al ataque cuando es menester?
1. e4
Allá va otra vez el engreído plebeyo, con esa supuesta agresividad tratando de ganar la simpatía de los reyes. Y bueno, mi Comandante siempre ha dado demasiada importancia a la ocupación del centro de batalla… como si de verdad los soldaditos fueran trascendentes… y encima creerse que pueden portar cetro y corona. La realeza no se obtiene por el simple hecho de sentarse en un trono, nunca.
1… e5
¡Ajá!, el rival carece de imaginación, ni siquiera es capaz crear estrategias defensivas novedosas. Con movimientos así de predecibles, será una tarde fácil para nosotros. ¿Quién va? ¿Quién demuestra a esos mediocres el poderío de nuestras filas?
2. Cf3
Vamos, noble corcel, que debemos preparar una defensa escueta. Mira que esta batalla será de ofensivas y pronostico que pronto habremos doblegado al contrario sin mucho esfuerzo, así que nuestro trabajo será poco; bastará no confiarnos.
2… Cc6
No importa, somos superiores. Todo caballo merece respeto, pero nuestros jinetes son insuperables; pronto verá ése que su prematura salida es infructuosa. Seguro mi Comandante me enviará para hacerlo recular. Mi Comandante, ¡estoy a la orden!
3. d4
¿Cómo? No es posible. Mi Comandante, eso puede acarrear posición expuesta de la Reina y no querrá usted poner en riesgo su integridad, ¿o sí? Ella tiene poder en las fases decisivas de la batalla, no como ese timorato que se hace llamar Rey y a quien con tanto empeño debemos defender hasta con nuestra vida.
3… Cxd4
4. Cxd4 exd4
¡Bah!, los soldaditos son tan insignificantes que en cualquier momento son sacrificados; lo siento por nuestro ejemplar caballo. Ahora sí mi Comandante deberá enviar a nuestra Reina, pues su obligación mínima es balancear el número de tropas. En tanto nos movamos por las mismas líneas, de sobra lo saben, estaré atento para apoyarla.
5. Ac4
Creo que mi Comandante está perdiendo facultades; bien deseaba yo salir al campo, pero no en este momento. ¿Qué estará planeando mi otrora emperador? Aunque debo reconocer que no me incomoda esta posición: seguramente pronto tomaremos más prisioneros y conseguiremos gran ventaja, tal es nuestra costumbre. Mientras, es conveniente mantener al enemigo preocupado desde un puesto tan seguro… ¡de aquí no me muevo si no es para encajar mi espada!
5… Ac5
¡Traidor! ¿Por qué sirves a otro, si ya hace años nuestro máximo Sacerdote ordenó lealtad a mi Comandante? Si pudiera, en este momento te arrancaría las entrañas. Más tarde verás consumada mi cruel venganza… ¡Traidores, tú y aquél! Mi compañero Obispo sí es igual a mí, en cambio ustedes: uno de adulador con esa Reina de paupérrimas aldeas, y el otro de sumiso con el supuesto Rey, no merecen compartir nuestra jerarquía…
6. c3
Ehh… la verdad no creo que ese espacio me haga falta para ocultarme. Si abrimos nuestro flanco izquierdo debe ser para entrar con un ataque letal, no para dejarles una rendija por donde asomar. ¿Esperaremos a que el enemigo capture más de los nuestros? La situación se torna altamente peligrosa, un error nos costaría la vida.
6… De7
El acabose. Parece que mi Comandante se olvida del buen desarrollo.
7. O-O
¡Cuidado! Les hemos dejado la posibilidad de avanzar con ese soldado al servicio de su Reina y de preparar un asalto por el este; no debemos permitirles una sola posibilidad de ataque ahora que nuestra majestad tiene tan pocas tropas en su defensa. Además, seguimos abajo en número…
7… De5
¡Ahora! ¡Aprovechemos! El rey enemigo ha olvidado esconderse tras su torre, el plebeyo que lo guarda es débil… Ataquemos, yo iré coordinado con nuestra Reina… es nuestra gran oportunidad, antes que ellos tomen la iniciativa.
8. f4
¡¿Qué!? Mi soldado, mi siervo fiel… esa infancia tuya no debió ser muy feliz, pero me comprendiste y te comportaste a la altura; después de todo, además de ser hombre de Dios soy también un ser humano: carne y huesos con deseos y pasiones… perdóname, mi niño, y gracias por protegerme con tu silencio y con tu valor cuando te lo he pedido… eres el único que en realidad vale la pena, ¡alza tu rostro por encima de tus semejantes! ¡Tu lugar en el reino de los cielos está asegurado!
8… dxc3+
¡Oh, esto es la debacle! A tiempo les había advertido de ese jaque descubierto… ¡estamos perdidos! ¿Qué haremos, mi Comandante?
9. Rh1
Faltó poco… o falta poco. Sus flechas y espadas apuntan firmemente…
9… cxb2
Es tiempo de tomar ventaja. Tomaremos esa Reina, les daremos una torre… o tal vez a mi gran compañero, tan pasivo para las batallas…
10. Axf7+
¡Oh, mi Comandante!, ¿se ha vuelto loco? ¿Por qué sacrificar mi vida, yo que le he sido de tanto valor? Créame, esa Reina de tribus ecuatoriales no es tan peligrosa como parece. Debemos tener mayor precaución con ese soldado, pues ha avanzado mucho terreno y bien podría llegar hasta la última fila…
10… Rd8
Anda, cobarde. Aléjate, pero ni con eso evitarás una muerte dolorosa. Sólo espero la orden de mi Comandante para acabarte. Ahora, dile adiós a tu dama…
11. fxe5 bxa1=D
¡Imposible! ¡Imposible! ¿Cómo ha permitido mi Comandante tal desventaja? ¿Y cómo se cree esa plebeya que puede heredar la corona? ¡Estamos perdidos! (Padrenuestroquestásenelcielo…)
12. Axg8
No puede ser… mi Comandante subestimando mi vida con estos intercambios que nada bueno acarrean a nuestra causa… No se asombre ni me culpe si ocurre lo mismo que en Trafalgar o, peor, en Moscú...
12… Ae7
Vaya, un respiro. ¿Puedo regresar a posición segura?
13. Db3
Agradezco el reconocimiento a mi valor, aunque eso difícilmente evitará mi muerte… Tendremos un nuevo Waterloo y mi Comandante estará acabado, será el último fin.
13… a5
14. Tf8+
¡Ah, estas torres! siempre saliendo a concluir el trabajo que de tan buena forma y con tanta valentía hemos iniciado. Verdad que están sobrevaloradas: nosotros somos más efectivos en defensa y más sorpresivos en ofensa. ¿Mi Comandante cree que obtendrá ventaja con esa amenaza? Seguiremos disminuyendo en número. Hemos de cavar nuestra tumba. (YoconfiesoanteDiostodopoderoso…)
14… Axf8
¡Pérfido! ¡Engolosínate, si quieres, con este inesperado triunfo vuestro, pero ya rendirás cuentas ante el creador!
15. Ag5+
Oh, qué descuidado ha quedado mi Rey. Nuestra majestad disculpará el mal tino de mi Comandante y comprenderá a mi hermano… si hemos de morir, venderemos cara nuestra derrota, que no cabe en nuestro gremio muerte deshonrosa. (DiostesalveMaríallenaeresdegracia…)
15… Ae7
¡Muere, cobarde traidor!
16. Axe7+
Mi hermano, yo intercederé por ti ante Dios…
16… Rxe7
17. Df7+
Nuestra Reina dispuesta a entregar su vida antes que nuestro Rey, ¡eso es valor!
17… Rd8
18. Df8++
¡Bravo! ¡Bravo, mi Comandante! ¡La victoria es nuestra! Nunca lo dudé, nunca dudé de su inteligencia, de lo efectivo de su estrategia; siempre supe que todo era una trampa para vencer al adversario humillándolo. ¡Ah!, si estuviera aquí mi noble corcel para atestiguarlo ¡Qué forma de ganar la batalla!
Mi Comandante, espero reconozca usted el valor que tuve al arriesgar mi vida por el reino. Por otra parte… si usted ha perdido la esperanza, yo no. Cuando quiera le cuento de los planes que tengo para escapar de esta deprimente isla, que pelear por otros reinos es indigno. Tengo la fórmula para doblar a los rusos y para apoderarnos de Inglaterra. Recuperemos nuestro prestigio, Francia aún nos espera. Europa entera nos espera…

FIN.