lunes, 20 de diciembre de 2010

Eclipses y Escepticismo

Desconozco el grado de veracidad de las historias que transcribiré a continuación. De algo sí estoy seguro: habiéndolas leído durante mi juventud, ayudaron a moldear mi pensamiento escéptico.
En este Día Mundial del Escepticismo y a la víspera de un eclipse de luna, espero lo disfruten… y compartan.



LA MAGIA DE CRISTÓBAL COLÓN (29 de febrero de 1504)

Durante su cuarto viaje al Nuevo Mundo, el navegante Cristóbal Colón llegó con dificultades a las Indias Occidentales con dos buques dañados y muy escasos pertrechos. Anclados en aguas de Jamaica, Colón tenía que reabastecerse o sufrir el hambre y los motines de sus hombres. Empezó a practicar el trueque con los nativos, pero después de un tiempo los indígenas acordaron no vender nada a Colón, quien ante la falta de alimentos se vio en una situación desesperada.

Un día se enteró de que en breve, el día 29 de febrero, habría un eclipse de luna. Durante la mañana de ese día, Colón mandó llamar a todos los reyezuelos de la isla y, una vez reunidos, les dijo que si no le daban los suministros necesarios iba a usar su poder haciendo estallar la luna. Los reyes se rieron de sus alegatos. Al llegar la noche, el eclipse lunar dio inicio y los jamaiquinos estaban verdaderamente aterrorizados.

De inmediato Colón se ofreció para traer de nuevo a la luna desaparecida, siempre y cuando se le entregaran los alimentos y los útiles suficientes. Los Asustados nativos le prometieron todo lo que él deseara.

Terminado el eclipse, la luna volvió a brillar como siempre, y los agradecidos jefes locales aportaron desmesuradas montañas de comida para el explorador, salvando a éste y a su tripulación de la muerte por hambre.


EL ALMANAQUE SALVADOR DEL CAPITÁN PAULIS (África, 1905)

En África Central, cerca de la extensa región del entonces Congo Belga, había una nación independiente llamada Mangbettu, habitada por caníbales. El país estaba formado por un millón y medio de negros y su gobernante era el Sultán Yembio. El 18 de febrero de 1905 un oficial belga, el capitán Albert Paulis y veinte soldados más se extraviaron en ese territorio siendo capturados por los caníbales. A la espera de ser ejecutado, el capitán ojeaba un almanaque que llevaba en su mochila cuando observó la noticia de un eclipse lunar que se produciría esa misma noche, a las ocho en punto.

Recordando cómo se había salvado Colón valiéndose del eclipse de 1504, el capitán Paulis decidió utilizar un truco semejante. Envió un mensaje al Sultán Yembio; en él le comunicaba que si los prisioneros blancos sufrían algún daño, su capitán haría uso de sus poderes mágicos para matar la luna, cosa que haría sin dudar y que representaría en fin del soberano caníbal.

Aquella misma tarde el Sultán fue a ver al capitán Paulis y lo retó a que probara sus amenazas. A las ocho de la noche, el capitán señaló a la luna con su dedo índice y anunció su fallecimiento. Poco a poco la luna comenzó a oscurecer y a desaparecer; estaba iniciando el anunciado eclipse. Lleno de terror, el Sultán Yembio se arrodilló ante el capitán Paulis y le prometió lo que quisiera con tal de que salvara a la luna. Paulis exigió que el Sultán reconociera la autoridad del rey de Bélgica sobre los territorios Mangbettu, a lo que el caníbal accedió. Entonces, volviéndose ante el firmamento, el capitán Paulis movió la mano y enseguida el eclipse acabó, quedando la luna en su normal posición.

El capitán y sus hombres quedaron el libertad, y más de 23,000 kilómetros cuadrados del país pasaron a formar parte del Congo Belga.



Hasta la próxima.

Relatos tomados del libro "Caminarás El Viento", editado por la Coordinadora de Educación Zona Norte del Estado de Chihuahua y la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar, 1992. No se menciona a los autores.

4 comentarios:

Pereque dijo...

Me acuerdo de un cuento, no sé si de Borges o de Monterroso, que era un franciscano que llegaba con alguna civilización amerindia avanzada y que, sabedor de la proximidad de un eclipse, intentó ganarse a los indios al decirles que podía hacer desaparecer el sol. Los indios quedaron muy poco impresionados, pues el eclipse ya había sido predicho por ellos y registrado en sus almanaques, que leyeron en voz alta mientras sacrificaban al franciscano.

¡Saludos!

zoosk dijo...

Estupenda informacion la que has publicado. Un saludo de un esceptico a otro

Pablogger dijo...

Muy buenos relatos.

¿Podrías citar la fuente de los mismos?

Ya sabes, me gustaría replicarlos en Ahuramazdah citando la fuente.

Un abazo

KC

Pablogger dijo...

Gracias por la fuente Joel

Yo encontré este artículo que tiene un relato similar sobre Paulis, pero afirma que el relato sobre los caníbales y el almanaque es "históricamente inexacto":

http://www.shlama.be/shlama/content/view/298/249/

Saludos

KC