martes, 19 de mayo de 2009

Futbol y bendiciones

Ya no se puede confiar en nadie, caramba. Agrego: ya no se puede confiar ni en uno mismo (pues ¿cuándo se ha podido?).

• FUTBOL

Vienen los comentaristas más especializados en futbol mexicano hablando de la última jornada y de las escasas posibilidades que tienen las Gárgolas Águilas del América de calificar a la liguilla por el título… lo mismo con Chivas, Santos, Morelia y varios más, exceptuando a Indios, club que hacía pocos días era el favorito… para descender.
Contra todo pronóstico y luego de una casi improbable combinación de resultados, Indios vence a Chivas 3-1 y avanza a cuartos de final, dejando fuera simultáneamente a dos grandes (América y Chivas).
Ya instalados en la liguilla, los expertos declaran que Indios no tiene oportunidad frente al campeón Toluca, idea que compartimos incluso los adeptos al equipo fronterizo… pero un global de 1-0 a favor de la tribu provoca la temprana despedida del torneo de los mexiquenses.
“Un milagro”, dicen algunos; “Una sopresa”, dicen otros. Estoy de acuerdo con lo de la sorpresa. No creo en los milagros, creo en el buen trabajo.

Claro, ahora Indios no tiene oportunidad ante el superlíder Pachuca. Yo podría admitir abiertamente que estoy acuerdo, pero mejor espero al Domingo.

[ACTUALIZACIÓN: Indios finalmente sucumbió luego de perder por global de 4-3: 0-2 en la ida y 2-3 en la vuelta... pero le metieron un buen susto a los Tuzos, jejeje]

• BENDICIONES

El puesto se ve limpio, la gente que atiende parece en verdad amable, el local da confianza. Pido dos hamburguesas sencillas y una doble, para llevar. Se acerca un tipo con pinta de cholo exdrogadicto regenerado, pasa lentamente por mi espalda (o sea, detrás de mí, no vaya usted a creer que en realidad caminó encima de mi espalda), de reojo lo miro, me mira y dice: “Dios lo bendiga, hermano”. Luego de un incómodo y breve lapso de silencio, sólo acierto a responder: “Ajá…”.
El tipo con pinta de cholo ex-drogadicto regenerado se dirige entonces a las tres damas que atienden el puesto de comida y les dice: “Hermanas, Dios las bendiga”. Las damitas le regresan un afectuoso: “Dios lo bendiga, hermano”.
¿Cómo está, hermana? —pregunta él.
Llena de bendiciones —responde una de ellas.

Mi pedido está listo.
“Dios lo bendiga”, me despide amablemente la encargada.

Cenamos, dormimos, despertamos… sentí un malestar. Las hamburguesas nos hicieron daño a Tiburcia y a mí: nos enfermamos de la panza.

No volveré a ese local, ni por hamburguesas ni por bendiciones. Las unas son dudosas; las otras no sirven.


Hasta la próxima.

4 comentarios:

Antonio dijo...

Jajaja. Muy bueno.

Tengo un buen amigo que es bastante religioso y sabe que soy agnóstico, así que de pronto me lanza bendiciones como cuchillos, sabiendo que me molestan.

Soy un completo ignorante en materia de futbol, pero siempre me da gusto cuando un equipo emergente derriba gigantes. No sé por que, le voy a preguntar al psicólogo.

Un Abrazo.

Kix dijo...

Uff.... qué horror.

Me recuerda a la fiesta de 3 años de mi chamaca, en donde contratamos a una payasita que nos caía super bien y que conocíamos de tiempo antes, y en el show se la paso diosbendigando a todo aquel que se le pusiera enfrente, incluyendo, obviamente a mi chaparra y a mí.

Obvio nunca volvi a contratarla.

Luisz dijo...

Hoy juega PUMAS. ¡Dios nos bendiga contra el Puebla del Chelís!

Ja.


Saludos.

esteban lob dijo...

Parece que la religiosidad aquella no iba en consonancia con la calidad.

Acerca del fútbol, es habitual que los expertos (supuestos o reales), se equivoquen al jugar los grandes con los "ratones de cola pelá".

Saludos.